De entre todos los fenómenos paranormales catalogados durante la historia de la humanidad, los encuentros con extraterrestres -sea cual sea el grado de los mismos- es quizá el más universal y aceptado social y científicamente. Ilustres personajes históricos y actuales se han encontrado cara a cara con naves e incluso seres que, según ellos, no pertenecían a este planeta. A veces camuflado como Secreto de Estado, habitualmente salen a la luz tras haber pasado décadas en el más absoluto de los olvidos. Es el caso de la historia que a continuación reproducimos, contada en primera mano por uno de los testigos presenciales, que narra como en el año 1961 el Papa Juan XXIII, «El Papa Bueno», tuvo un contacto directo con un ser extraterrestre en la residencia Papal de Castel Gandolfo, donde suelen ir los Sumos Pontífices durante sus días de descanso. Pero… ¿Qué ocurrió durante aquel encuentro?
¿Quién es Juan XXIII?
De nacionalidad italiana, su verdadero nombre era Angelo Giuseppe Roncalli (1881-1963), fue el máximo representante de la Iglesia Católica entre los años 1958 y 1963. De todos era conocida su bondad al prójimo, lo que le valió el sobrenombre de «El Papa Bueno», siendo uno de los Papas más queridos y recordados de la historia. Debemos resaltar su don de la profecía, el cual demostró a los años previendo, entre otros hechos históricos, el inicio de la fatídica II Guerra Mundial, el asesinato de Mahatma Gandhi o la caída del muro de Berlín. Pero lo más inquietante es lo predicho pero no cumplido -aún- en lo relativo al fin del mundo, el cual debería ocurrir, según él, a lo largo del año 2033, año en el que predice que, tras la Gran Tribulación, se restaurará el Reino de Dios en la Tierra.
Como podemos ver, la figura del Papa que nos ocupa este artículo no deja a nadie indiferente. No obstante, lo más interesante quizá bajo mi punto de vista es el hecho de que tan importante persona dentro de la Iglesia Católica y de la historia tuviese un encuentro cercano de tercer tipo (Según la escala de Hynek) e incluso un encuentro del tipo C en la escala Bloecher (Que complementa a la de Hynek), lo que añade un componente de atracción especial a este suceso. Porque… ¿Sabían que el Papa mantuvo una conversación con aquel ser extraterrestre? (Entidad Biológica Extraterrestre o EBE si nos ceñimos a la terminología ufológica)
El suceso
Verano de 1961. El Papa pasea junto con su asistente personal Loris Capovilla por los jardines de la residencia de verano Papal situada en Castel Gandolfo -quien narró el hecho en 1981 durante una entrevista en un semanario inglés-. En un momento dado, y en palabras del propio asistente:
“El Papa y yo estábamos caminando a través del jardín, una noche del mes de julio de 1961, cuando observamos sobre nuestras cabezas una nave muy luminosa. Era de forma oval y tenía luces intermitentes, de un color azul y ámbar. La nave pareció volar sobre nuestras cabezas por unos minutos, para luego aterrizar sobre el césped, en el lado sur del jardín. Un extraño ser salió de la nave: tenía forma humana, a excepción de que su cuerpo estaba rodeado de una luz dorada y tenía orejas más alargadas que las nuestras. Su Santidad y yo nos arrodillamos. No sabíamos lo que estábamos viendo, pero supimos que lo que fuese no era de este mundo; por lo tanto debía ser un acontecimiento celestial.
Rezamos y cuando levantamos nuestras cabezas, el ser todavía estaba allí. Esto nos comprobó que no era una visión lo que veíamos. El Santo Padre se levantó y caminó hacia el ser. Los dos estuvieron alrededor de 20 minutos uno frente al otro; se los veía gesticular como si hablaran, pero no se sentían sonidos de voces. Ellos no me llamaron, por lo que permanecí donde estaba y no pude oír nada de lo que hablaron.
Luego, el ser se dio la vuelta y caminó hacia su nave y enseguida se elevó. Su Santidad dio media vuelta hacia mi y me dijo: “Los hijos de Dios están en todas partes; aunque algunas veces tenemos dificultades en reconocer a nuestros propios hermanos”.
Después que el ser extraterrestre retornó a su nave y despegó, el Papa y yo continuamos nuestro paseo como si nada hubiese pasado».
Desgraciadamente, y según el relato personal del asistente, Juan XXIII nunca quiso revelar a nadie lo que habían hablado. Pero lo fundamental, desde mi punto de vista, es el hecho en sí, la esencia, el encuentro cercano que una persona del calado de un Papa con una entidad extraterrestre.
Conclusiones
Y es que no debemos jamás enfrentar ufología con religión, como tradicionalmente se hace, pues si algo une a los ufólogos y a los negacionistas del fenómeno OVNI es la famosa afirmación de que «si se presentasen ahora mismo extraterrestres en la tierra acabarían las religiones«. Se basan fundamentalmente en la primera parte del Génesis, interpretado de forma literal, al más puro estilo protestante que desde el punto de vista católico. Sin embargo, si lo observamos desde el punto de vista teológico, ¿Qué hubiese impedido a Dios crear vida inteligente en otros puntos del universo?
No debemos enfrentar asimismo ciencia y religión, a pesar de su pasado cuanto menos turbulento, y es que no debemos obviar el creciente interés de la iglesia por cuestiones científicas. Por ejemplo, el propio Vaticano cuenta con su propio observatorio astronómico, cuyo director ha llegado a afirmar en repetidas ocasiones que encontrar vida extraterrestre -suponemos que de forma oficial- sería «una muestra de la grandeza de Dios«. Como verán, toda una declaración de intenciones.
Con lo cual podremos concluir sin miedo a equivocarnos que la opinión extraoficial de la Iglesia Católica con respecto a la vida extraterrestre es, sin ningún género de dudas, permisiva.
Recuerdo gratamente en cierta ocasión durante una comida con el entonces Obispo de Getafe, D. José María López de Andújar, tuvimos una interesante y grata charla sobre ufología, entre otros temas, ámbito por el cual estaba sumamente interesado y del cual fui objeto de muchas preguntas sobre diferentes casos. ¿Es acaso esa la reacción de una iglesia cerrada y dictatorial con respecto a temas paranormales?
Asimismo, no debemos cerrar este artículo sin nombrar al archiconocido ex-sacerdote y ex-jesuita Salvador Freixedo, fallecido recientemente, y su fantástica obra de divulgación de la ufología. Podríamos estar más o menos de acuerdo con él, pero demuestra que, en cierto modo, la iglesia tiene una apertura en cuanto a la vida extraterrestre que se hace notar en este tipo de personas que se interesan y divulgan abiertamente sin miedo a represalias.
Y eso sin contar el incontable número de sacerdotes que, en privado eso sí, me han preguntado con curiosidad y sin miedo sobre fenómenos paranormales y casos con los que he tenido contacto, así como casos que ellos han tenido entre manos y de los cuales hablaremos en otro artículo.
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