Antes de hablar de posesiones y exorcismos deberíamos preguntarnos si existe el “diablo”. Naturalmente que el mal existe, eso es obvio, solo hay que echar un vistazo a nuestro mundo para darse cuenta de su existencia. Y haciendo esto, me pregunto… ¿Necesitamos al diablo?

Pero lo cierto es que en todas las religiones y desde el inicio de los tiempos ha existido tanto el mal como una deidad que lo representaba. En el cristianismo tenemos a Lucifer y a Satanás, ambos personajes se diferencian en esencia, no tanto las sectas que tienen a uno u a otro como deidad, así Lucifer, sería asemejado al mito de Prometeo, sería quien robó el fuego del conocimiento a los dioses para entregarlo a los hombres, de esta manera los que se llaman a sí mismos seguidores de Lucifer, serían personas más esotéricas en busca del conocimiento, en busca de esa gema sagrada de la frente de Lucifer. En cambio Satanás tienta en la materia, el rey del mundo, desterrado de los cielos y condenado a vivir entre los humanos como un rey material.

En la religión Islámica, el diablo se denomina Iblis, y de forma análoga todas las culturas cuentan con su o sus peculiares diablos y símbolos del mal.

Si aceptamos la existencia de un plano espiritual habitado como es lógico por seres espirituales, estos posiblemente puedan apoderarse del cuerpo humano bajo determinadas circunstancias anulando la personalidad de la víctima. Como contra, hay quien asegura que un ser espiritual tan solo podría apoderarse del cuerpo de una persona exclusivamente si esta da su consentimiento, de forma consciente o inconsciente.

Sin más preámbulos comenzaré a analizar el tema del exorcismo y la posesión.

El origen del vocablo «Exorcismo» deriva del latín y a su vez del griego como significado de sujeto a juramento y a su vez con un significado de invocación.

En realidad el exorcismo consiste en resumidas cuentas en la expulsión de un ser espiritual que se a apoderado del cuerpo de una persona mediante la oración.

Una persona de fe fuerte y con convicción de ella nunca podría ser poseída, para ello podemos recurrir a la Biblia (Mateo 17:14-20 y 1 Juan 5:5), de parecida manera, la persona que tenga fe en su propia fortaleza mental, ya sea creyente o no, sería cuanto menos, menos propensa a ser poseída.

Mucho se ha comentado, hablado y escrito acerca de este tema de la posesión y del exorcismo, parece como si las posesiones se diesen por doquier, algo que no es del todo cierto. Tal y como me comentaba el Padre exorcista, José Antonio Fortea, la posesión es un fenómeno raro, inusual, aunque por otra parte el Vaticano ha formado y sigue formando gran cantidad de exorcistas. El mismo Papa Juan Pablo II realizó un exorcismo, y al respecto he de decir que, aun no siendo católico, considero que la iglesia católica es quien más en «serio» se ha tomado este asunto, no convirtiendo los exorcismos en espectáculos públicos y siendo necesario para que se lleven a cabo toda una serie de requisitos para que sea aprobado el ritual, siempre descartando la enfermedad mental que deberá ser dictaminada si existe por un profesional de la medicina. De otra manera totalmente diferente, otras religiones se toman más a la ligera el tema de la posesión, incluso realizando exorcismos públicos y en masa, cosa que a mí juicio me parece enormemente peligroso.

En realidad la posesión siempre la entendemos como un ser espiritual que posee a una persona, cosa que según determinados estamentos no es del todo cierta, ya que la posesión se podría dar tanto en personas, como en animales, como en lugares.

Según las Santas Escrituras no se debe temer al demonio, ya que su poder es limitado y está por debajo del de Dios, así la fe y la oración serían el arma más efectiva contra el maligno. El mismo Jesús practicó el exorcismo e incluso afirmó que cualquiera tiene la potestad de «sacar demonios«, cosa que aunque la tomemos como cierta, no se puede tomar a la ligera y sobre todo hay que desconfiar de los anuncios de «exorcistas» que bajo cierto pago aseguran ser capaces de exorcizar.

¿Cómo determina la iglesia que existe un caso de posesión?

Primeramente debe ser descartada la enfermedad o anomalía psíquica siempre por un profesional de la medicina que puede o no estar vinculado a la iglesia.

La aversión hacia Jesús, las Santas Escrituras, la iglesia, los santos o la cruz. Para la iglesia pueden ser síntomas de posesión:

• El poseso cambia de forma brusca su personalidad, incluso su voz, proclaman violencia física y/o verbal.
• Pueden llegar a conversar en lenguas que desconocen y las cuales nunca han estudiado.
• Pueden darse signos de titanismo (Fuerza desmesurada).
• Pueden llegar a somatizar estigmas en el cuerpo.
• Pueden levitar o realizar movimientos y/o convulsiones imposibles.
• Pueden leer la mente y hacer predicciones.

En realidad no tienen por que darse todos los fenómenos en un caso de posesión.

La realidad de este fenómeno dista de lo que se nos muestra por ejemplo en la película «El Exorcista«, en donde prácticamente se daban todos los signos de posesión diabólica. Lo más habitual es que se den uno o dos de los síntomas de posesión.

El ritual del exorcismo se basa en la oración y la fe como arma primordial y verdadera contra el maligno, pero este ritual necesita de la explicita autorización del Obispo para que el sacerdote lo pueda llevar a buen término.

De entre los sacerdotes exorcistas católicos más relevantes podemos destacar a Gabriele Amorth y José Antonio Fortea. Este último ha escrito diversos libros acerca de la posesión y del exorcismo, siendo la obra clave que de alguna manera le llevó a la fama sin «Daemoniacum«, un tratado sobre demonología que en principio iba destinado a los sacerdotes, pero que dado el gran interés por este tema de la gente de a pie decide editarlo para el público común.

Como anteriormente he expuesto, el ritual católico del exorcismo a variado poco desde sus inicios, órdenes de expulsión y oraciones en nombre de Jesucristo son recitadas por el padre exorcista, quien se acompaña de otros elementos de fe, como pueden ser el crucifijo o el agua bendita, y siguen lo estipulado en el clásico libro «Rituale Romanum«, versión que fue modificada brevemente y aprobada en 1999.

En una entrevista realizada al padre José Antonio Fortea, este manifestaba que los casos que más le habían impresionado eran los de niños.

Siempre se ha establecido una relación directa entre esoterismo y posesión. En la misma película «El Exorcista» se mostraban sesiones de Ouija como precedente a la posesión, pero aun así no hay que obviar que el propia padre Carras, el exorcista, ya desde el inicio de la película aparece en unas excavaciones arqueológicas en las cuales ya se enfrenta al mal, recordemos al padre Carras frente a aquella estatua del maligno… Por mí formación y experiencia no puedo establecer una relación directa entre esoterismo y Ouija, pero si verdaderamente esta práctica es capaz de abrir «una puerta al más allá» probablemente detrás de ella, o al abrirla no sabemos lo que va a entrar. El mismo padre Fortea admitía que era raro que con una sola sesión de Ouija una persona quedara poseída, aunque admitía que se habían dado algunos casos, y es que probablemente y en realidad, la ouija es una puerta que se abre al mundo espiritual.

También se dice que la sola pronunciación del nombre del maligno, ya es invocarlo.

Sea como sea, los temas esotéricos no han de ser tomados a la ligera ni en broma. Puede que determinados casos de posesión tan solo sean en realidad «autoposesiones«, es decir, el autoconvencimiento propio de que mediante alguna experiencia la persona es invadida, poseída por un ser espiritual.

Muchos son los que ven o quieren ver en el ritual del exorcismo tan solo el efecto placebo, el mismo convencimiento en la posibilidad de la posesión es lo que actúa ante un exorcismo. La fe en este ritual, sin necesidad de que se de una posesión real, devolvería al poseso a su estado normal.

Tal vez lo más sensato por mí parte sería terminar este artículo en este momento. Sin embargo, quiero expresar mí opinión y como siempre digo: «Hay una gran diferencia entre lo que creo y lo que puedo probar«, pero soy de pensar que algo más y ajeno a nuestra mente actúa en muchos casos.