Ya había escuchado comentarios, historias y leyendas acerca del psiquiátrico de Cheste, y el azar, si es que existe, me hizo dirigirme hacia Valencia en verano del 2012 después de una interesante ruta tras el misterio. Quería conocer a Maru, sensitiva, quien no se ha anclado en sensaciones y percepciones sino que busca respuestas. Para ella, para mí y para tantos otros es muy probable que estas se encuentren dentro de la física quántica. Tras dirigirnos dirección Cheste y en una larga y no demasiado buena carretera comarcal, después de varios intentos en la noche, dimos con el angosto camino que lleva hasta el enclave. Para los que como yo sabemos encontrar belleza allí en donde otras personas no la ven, ciertamente este psiquiátrico no deja indiferente: un edifico inmenso, agonizante, recibe al visitante mostrando sus derruidas paredes con puertas que ya no están, con una mirada cansada y con un grito sumido en el llanto
Un poco más arriba una estructura de hormigón, base del nuevo recinto psiquiátrico, son unas instalaciones que nunca se llegaron a terminar, según cuentan algunos debido a los fenómenos que acontecían, pero esto es algo que corre de boca en boca y objetivamente hay muy poca información sobre este lugar, o tal vez esté restringida, y casi todos los escritos de una manera u otra cuentan las mismas historias provenientes de leyendas no probadas.
Durante su funcionamiento trató a enfermos mentales, sobre todo niños. Cuando uno se inmiscuye en el interior de estas ruinas puede observar los restos del material que acolchaba determinadas estancias pudiendo observar numerosas bañeras, algunas de pequeño tamaño aptas para niños. Maru ya había visitado y realizado experiencias en este enclave en otras ocasiones, con lo que resultó una excelente guía. Al poco de adentrarnos por unos pasillos lúgubres y tremendamente largos con un sin fin de habitaciones a los lados, escuchamos voces, no estábamos solos, nos encontramos con un grupo de jóvenes que, con grabadoras en mano, se disponían a experimentar. Desde luego es un lugar que invita a ello, aunque decir que en la mayoría de las ocasiones en los resultados psicofónicos obtenidos los mensajes poco tienen que ver con el lugar o con los sucesos presuntamente acaecidos y cuando se establece una conexión real esta se hace “por los pelos” con muy poca base objetiva, lo que sí me resulto curioso, es que a más de 300 kilómetros de mí localidad, este grupo de jóvenes me reconociese.
Siguiendo con la descripción del lugar, decir que como en la práctica totalidad de estos enclaves abandonados a su suerte, este psiquiátrico se encuentra en malas condiciones, aunque como se trata de una construcción no demasiado antigua, su estructura está bastante bien, no obstante, como siempre en estos lugares, la precaución es obligada.
Un lugar que impresiona, que deja volar la imaginación a estados de sugestión y más aún si estamos amparados en la oscuridad de la noche, impresionante la cantidad de habitaciones, bañeras y estancias diversas, y cuando antaño visité el Hospital del Tórax en Terrassa, pensaba que impresionaba, pero Cheste o Agramonte no se quedan atrás, y la sugestión o la impresión que da el lugar al visitante, en la mayoría de las ocasiones, es directamente proporcional a las historias que se cuentan sean o no verídicas.
Un lugar que, como la mayoría de similares, no se ha librado del vandalismo, las pintadas y destrozos y que se cuentan por decenas.
Cada estancia y cada lugar tiene su encanto especial y normalmente más se siente cuanto más cerrado se encuentra un enclave, sin embargo, en Cheste, el “misterio” habita de forma especial. En uno de sus patios donde una especie de fuente y unos árboles hacen de “monumento” central realizamos varias experiencias de intento de conexión por parte de la psíquica con este lugar o con lo que “pueda habitar en él”, pero los ruidos provocados por el andar y experimentación de otros compañeros hacían muy difícil la concentración. No siempre se logran los resultados que se persiguen, pero Maru en otras ocasiones ya había logrado en el mismo lugar otras conexiones, que desde luego dan que pensar. Para muchos la conexión no es más que fruto de la fabulación de la mente humana, pero en no pocas ocasiones las percepciones tienen un carácter y resultados que invitan a la duda a pensar que realmente se establece contacto con algo. En este enclave Maru junto con otros compañeros de investigación han logrado resultados fotográficos que bien se pueden achacar a polvo, reflejos o fallos en la velocidad u obturación de la cámara fotográfica, y curiosamente, en esta ocasión en la que la conexión no fue posible, las fotografías aparecieron todas ellas normales, no así sucedería en otros momentos de nuestra visita.
Algunos pasillos pueden observarse quemados debido a que, según se cuenta, una mujer, tras enloquecer, prendió fuego al lugar muriendo varios niños en ese incendio. A pesar de la veracidad que se da a esta historia y siendo del todo honesto, no he encontrado en las hemerotecas visitadas ni en lugar alguno referencias a estos sucesos, por lo que tenemos muy poca información acerca de este lugar.
Como siempre, los investigadores pensamos que determinados sucesos vividos con especial emotividad impregnan de alguna manera el lugar y, bajo determinadas circunstancias, se pueden manifestar o ser registrados de alguna manera. Si nos basamos en esta teoría tampoco es necesario ahondar demasiado en los posibles sucesos trágicos acaecidos en este enclave, pues en un psiquiátrico el estrés, el llanto, la desesperación y los estados alterados de conciencia serían pan de cada día. Por tanto, si damos por válida esta teoría, estos lugares serían los más idóneos para el trabajo de investigación en pro de aportar pruebas que den firmeza a esta supuesta teoría, que es eso, teoría.
Sobre estos lugares también recaen historias de poca humanidad, sin embargo, no seré yo quien lance acusaciones sobre los profesionales que ejercieron la medicina en este lugar, porque a falta de pruebas concretas, prefiero omitir cualquier conjetura.
Realmente un lugar que invita a sentir. Yo no me considero sensitivo, pero todos lo somos en potencia, solo que algunas personas tienen esa cualidad más desarrollada. En realidad esta visita casi surgió de improvisto, con lo que mis pretensiones eran más que nada fotografiar el lugar, realizar alguna experiencia, pero, sobre todo, sentirlo.
Al igual que sucede en otros enclaves análogos a este, pero de forma muy especial en Cheste, es que algo parece observar al visitante, como si una cantidad indeterminada de miradas te acompañasen durante la visita, una sensación que tan solo se tiene en el interior. Algo parecido a lo que sucede cuando en un vagón de tren o autobús, uno se siente observado, se gira para mirar y alguien nos observa. Aquí sucede lo mismo, pero con una más que notable diferencia, que cuando nos giramos no vemos a nadie, la sensación no cesa… Para muchos esto son solo cosas de nuestra mente, y puede que así sea, pero mi pregunta es ¿Por qué en unos lugares sí y en otros no? Nunca estas sensaciones se sienten de la misma manera en diferentes lugares.
En diferentes ocasiones y con diferentes sensitivas y en muy diferentes lugares, gran parte de ellas dicen sentir o presentir, digamos, “entidades” por llamarlas de alguna manera, de dos tipos, o al menos que se visualizan como oscuras o luminosas. Esto no quiere decir que unas sean malas y otras buenas, pero sí diferentes, y estas “ manchas”, por llamarlas de alguna manera que aparecen en determinadas fotografías se podrían achacar a reflejos, fallos de obturación, de velocidad, exposiciones incorrectas, fallos de luminosidad, fallos puntuales achacados a la electrónica y todo un largo etcétera, pero lo cierto es que no dejan de extrañarme, sobre todo por que aparecen justo en los lugares en que estas sensitivas advierten y no de forma aleatoria. Bien es cierto que en todas estas supuestas manifestaciones paranormales, falta la prueba determinante, pero tal vez con la simple “observación” el «fenómeno mute sintiéndose observado”
Fases, experiencias y conclusiones de las experimentaciones y vivencias en Cheste
Las experiencias cercanas a la muerte, así como determinadas filosofías o posibles realidades filosóficas, aseguran que quienes fallecen antes de acceder al nivel que les corresponda pasan por una interfase, una especie de dimensión entre aquí y allí, y no pocos quedan atrapados en esta interfase la cual, bajo determinadas condiciones, como por ejemplo la interactuación de una psíquica o sensitiva, se puede establecer una vía de comunicación o propiciar determinadas manifestaciones. Por lo tanto, cabe la posibilidad de que este lugar este lleno de estas “almas” quienes en vida pasaron tanto tiempo en el psiquiátrico y que de alguna manera y aun habiendo traspasado el umbral de la muerte, aun lo siguen viendo como su “casa”.
Cinco años después este enclave continúa en muda congoja siendo refugio de malhechores y hay que tener siempre precauciones si se decide visitar. Este lugar sigue envuelto por un halo de misterio como si se pretendiese que el tiempo y sus inclemencias borren hasta su memoria, pero esto no sucederá para quienes amamos el misterio, a pesar de que día a día y noche tras noche se derrumben sus paredes y techos, cada piedra parece que alberga parte de la energía psíquica de cuantos acontecimientos se sucedieron. En las aulas más cercanas a la entrada se pueden observar pintadas infantiles, cada una con la esencia de su pequeño artista. Seguramente con el paso del tiempo todos estos dibujos perecerán, pero su historia y las vivencias que nos han emocionado perdurarán en la mente y corazón del investigador, un enclave que bien merece estar en el ranking del misterio en España, un lugar que grita en el silencio de la oscuridad.
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