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Investigación en la fábrica encantada de Sevilla

Como segundo artículo en colaboración con Mundo Parapsicológico os queremos transportar a un lugar que nos dio a conocer una nueva variedad de fenómenos paranormales antes jamás vividos. Este lugar lo bautizamos con el nombre de La Fábrica Encantada de Sevilla

Apenas llevábamos un mes con nuestro nuevo grupo de investigación, Objetivo Paranormal y estábamos ansiosos por investigar un nuevo lugar, así que decidí sumergirme en las profundidades de internet. Como buen perro sabueso recorrí mil y una páginas en busca de lugares apenas investigados. Mi olfato dio resultado: Un vídeo casero de mala calidad de un lugar que, por su arquitectura, enamora mis sentidos y me hace indagar en su localización. Tras semanas de búsqueda el destino puso en mis manos su ubicación. Me regalan un libro de lugares encantados donde, entre sus páginas, se encuentra la foto del lugar que tanto ansiaba conocer, pero la descripción de donde se encontraba era apenas clara.

Comentando lo sucedido con María Ángeles, mi compañera de investigación, me hace mención de un lugar donde habíamos estado apenas hacía unos meses. Sorprendida, me doy cuenta de que aquel edificio que tanto nos llamó la atención aquel día resultó ser la fábrica que tanto costaba encontrar. A veces me pregunto si aquel edificio, de alguna forma, deseaba ser visitado por nosotros, pues todo acababa conduciéndonos a él sin tan siquiera tener conocimiento de ello. ¿El destino? ¿Tal vez fuimos reclamados por las entidades que allí habitan? Preguntas que a día de hoy siguen flotando en mis pensamientos.

Llegó el día de la investigación. Decidimos desplazarnos al lugar un 17 de febrero de 2015 a las 17.00 h. Nuestros compañeros Antonia y David, por motivos personales, se retrasaron de la hora pactada para el encuentro del grupo. María Ángeles y yo decidimos hacer un recorrido por el enclave a plena luz del día con el fin de observar el estado en el que se encontraba. Para adentrarnos en el lugar teníamos que cruzar un cancela de hierro bastante pesada, y tras cruzar esta cancela no pudimos evitar quedarnos paralizadas. Un pasillo de entrada, devastado por el tiempo, con arcos de hierro enfundados en ramas de antiguas flores que decoraban el recorrido, hoy siniestro, nos daba la bienvenida.

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Ante tan impactante entrada procedimos a recorrer aquel pasillo, que daba impresión que iba a cobrar vida, hasta llegar a un patio con fuente y bancos de piedra, todo destrozado por el paso del tiempo. Tenía dos entradas, una que conducía directamente a la fábrica y otra que llevaba al salón de entrada de una casa majestuosa. Aquella casa fue la causante de mi ansiada búsqueda. Tenía una especia de balcones
forjados en hierro con una decoración demasiado evolutiva para su época, pero a la vez impresionante.

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Curiosamente hay pocos datos históricos de este impresionante lugar. Poco más allá de que fue utilizado como abastecimiento de electricidad para el pueblo colindante y que fue abandonado a principios del siglo XX.

Una vez nos encontramos frente al edificio, decidimos dejar por último visitar la zona de la casa, adentrándonos en la zona de la fábrica. Parecía una continuación de la vivienda adosada a su lado izquierdo. Al entrar, pudimos observar un gran paredón de mármol con antiguas conexiones metálicas y oxidadas. Aquello era, literalmente, como viajar en el tiempo: Puertas de madera envejecida, paredes con muros enormes de ladrillos de arcilla enlucidos en cal blanca, techos gigantes y un túnel escondido de escalones diminutos. Miramos el túnel con ganas de querer saber que ocultaba su final, pero la preocupación por un pequeño derrumbe nos hizo plantearnos la entrada hasta después de que llegara el resto del equipo.

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Dimos por finalizado el primer recorrido por la fábrica. El suelo de la planta alta estaba, por algunas zonas, en estado bastante peligroso. Se observaban levantamientos de losas como si de dunas se tratase. He de decir que la inquietud, en todos los sentidos, en aquel lugar se hacía latente.

Tras abandonar la fábrica nos dirigimos a nuestro ansiado edificio. Al entrar nos recibe una corriente de aire frío de procedencia desconocida, y digo esto porque, al adentrarnos más y recorrer toda la planta baja, pudimos ver que no existía ventana alguna que no estuviese sellada de ladrillos, por lo que no había un sólo lugar en aquella planta por la que el aire pudiese filtrarse. No dudamos en mirarnos y comentar lo que segundos antes nos había ocurrido. Cuando decidimos subir a la planta alta, observamos una esbelta escalera de mármol a la cual le faltaba su baranda. Colocadas frente a la escalera, dispuestas a subir, hace aparición el fenómeno que luego más tarde ocurrirá en repetidas ocasiones. Impactadas por lo que acabábamos de oír, decidimos esperar a los demás, pues no llevábamos cámaras ni ningún dispositivo que pudiese captar todo lo que nos estaba sucediendo en apenas unos minutos. Nuestro afán por capturar esos fenómenos nos hizo abandonar el lugar para equiparnos de material y dejar impreso en imágenes y audios lo que en nuestro recorrido estaba acompañándonos.

Una vez todos los miembros del grupo nos reunimos, les hicimos referencias de los fenómenos que habíamos presenciado María Ángeles y yo. Realizamos un recorrido por todo el recinto con una cámara y dos grabadoras. En dos estancias de la fábrica, exactamente en la planta alta, comenzamos a percibir un olor característico de algún tipo de planta aromática. Buscamos la posible causa del olor, pero no conseguidos darle una respuesta lógica. Al cambiar de habitación, comienza a invadirnos un olor a putrefacto típico de animal en descomposición, buscando la posible procedencia de este olor, una vez más, no conseguimos darle respuesta.

Caída ya la noche comenzamos la investigación nocturna. Decidimos esta vez comenzar por la casa. Nada más entrar de nuevo esa brisa de aire gélido… Subimos primero a la planta alta y, al terminar de subir, María Ángeles, que era la que iba la última, se da cuenta y una puerta se cierra bruscamente ante nuestras atónitas miradas.

Revisamos las posibles entradas de aire y pudimos localizar una ventana donde posiblemente entrase, pero una rama de una planta nos hacía imposible creer que un viento tan fuerte hubiese entrado por ese punto. Algo quiso hacernos ver que estaba allí…

Deseosos de comenzar después de este fenómeno, colocamos el Rem Pod en medio de la sala y sacamos todos los dispositivos que teníamos encima. Colocamos varios sensores de movimiento y dimos comienzo a la investigación. Según pasaban los minutos el lugar cobraba vida, oyendo puertas y una ventana que se cierra en las espaldas de David.

Tímidas voces que surgen de los dispositivos, caídas bruscas de temperatura (Nos encontrábamos a unos 12 grados de temperatura ambiental y, sin motivo, el vaho hacia presencia en nuestras respiraciones. Todo indicaba que aquella noche iba a marcar un antes y un después en nuestra experiencia en investigaciones de campo.

Hacemos un pequeño descanso en la investigación y nos bajamos a la planta baja de la casa dejando una cámara estática en el punto donde habíamos presenciado y oído los fenómenos, así como una grabadora y un sensor de movimiento.

Transcurridos unos minutos, comenzamos a oír perros ladrando desconsoladamente. Por miedo a que nuestros vehículos estuviesen sufriendo algún tipo de daño decidimos salir y acercarnos a ellos para quedarnos más tranquilos. Tuvimos que andar unos 600 metros hasta llegar a unos aparcamientos completamente oscuros.

De regreso a la casa decidimos revisar grabaciones. Estupefactos, pudimos oír como la casa se vuelve activa totalmente con nuestra ausencia. Una vez más se graban puertas cerrándose, siendo éste el fenómeno estrella captado en este lugar, pues, como he narrado antes, es lo que María Ángeles y yo escuchamos cuando nos disponíamos a subir.

Varias psicofonías tipo A son captadas por los dispositivos indistintamente. Dos de ellas marcarían aquella
extraña noche: Una que apenas salir de la casa dice “¡Mira tía!, ¡mira tía!, ¿Y aquella cámara?”, y otra que al vernos llegar a la casa dice “Shhhhh, ya vienen por ahí”.

Pero para que podáis sumergiros de verdad en aquella impactante investigación, os recomendamos ver
los dos documentales que dedicamos a este lugar. Fueron tantos los fenómenos que ocurrieron allí que nos fue imposible recogerlos en un sólo vídeo. Esperamos, que viéndolos, os trasladéis con nosotros a La Fábrica Encantada de Sevilla.

 

Publicado por el día 22/09/2015

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