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Casas encantadas: La última investigación

Las casas encantadas siempre son un tema fascinante, sin embargo, no siempre se trata de un lugar delimitado donde suceden fenómenos anómalos como visiones por parte de quienes residen en un determinado domicilio, sensaciones o desplazamientos de objetos. En este aspecto los fenómenos pueden deberse tanto a impregnaciones o infestaciones en un lugar delimitado así como lo que conocemos por “poltergeist”, es decir, fenómenos asociados a una persona viva y que se pueden originar por algún estado alterado de conciencia. En esta ocasión he tenido la oportunidad de investigar junto a Rosana Lara, conocida cabalista y sensitiva, una residencia particular con fenomenología y estas fueron las conclusiones

Nota aclaratoria: Sin haber sido alterado el caso, algunos datos pueden haber sido cambiados con el fin de preservar el anonimato de las personas, situación y lugar.

Se nos había comunicado que Gala, hija de un matrimonio de mediana edad, veía una imagen de color muy oscuro deambular por el domicilio, aunque refería otros fenómenos tales como sensaciones de sentirse observada y tocamientos, pero sobre todo eran las imágenes de aquella “mujer oscura” lo que atormentaba a la hija.

Cuando el común de las personas escucha el término “casa encantada” siempre le viene a la cabeza la imagen del vuelo de cuchillos, cortinas que ahogan o visiones espectrales totalmente claras, sin duda fiel reflejo de lo que el cine ha mostrado para obtener una buena taquilla, pero la mayoría de los casos de fenómenos anómalos son de esta índole, y aunque al lector pueda parecer “poca cosa”, no es así para quien los sufre, pues generalmente no saben cómo actuar e incluso suelen ir al psicólogo sin que este encuentre una patología determinada.

Generalmente todo lo que sean visiones se achaca a la mente y a algún tipo de disfunción, pero los casos de personas clariaudientes, clarividentes o con una especial sensibilidad son capaces de acceder, de ver de alguna manera otras supuestas realidades que conviven con la nuestra como si del dial de un sintonizador de radio se tratase, donde en una misma banda se pueden escuchar distintas emisoras. Al no estar esto contemplado por la psicología es un tema que irremediablemente incomodo. Por otra parte, existen grupos y personas vinculadas en mayor o menor medida a la ciencia o la universidad e incluso a ambas, las cuales realizan una buena labor de investigación y son abaladas por divulgadores, periodistas y personas con alguna carrera universitaria, sin embargo, estas personas no están accesibles al común de las personas que sufre algún tipo de fenomenología paranormal y tienen que acudir a las personas más asequibles, aquellas que muestran públicamente su trabajo o mediante haber visto algún programa de televisión o escuchado alguno de radio donde aparecen investigadores de lo insólito. Desde luego esto conlleva sus riesgos, pero no me parece oportuno criminalizar a todo un sector que desde luego guste a algunos o no realiza una labor social. Si es cierto que hay quienes realizan trabajos mágicos “curalo todo” a precios desorbitados, por lo que recomiendo, sobre todo, informarse antes de decantarse y abrir las puertas a alguien vinculado a lo paranormal o el esoterismo.

El caso que nos ocupa me llegó de la mano de una buena amiga y sensitiva. Lo más destacable eran las visiones por parte de la hija de un ser que asociaba a una mujer de oscura piel y extrañas sensaciones que hacían que aquellas imágenes cobrasen realidad en nuestro plano existencial. Seguramente para un psicólogo estaría englobado dentro de las alucinaciones y como algo no real fruto de una mente con algún tipo de trastorno, pero hay tantos casos similares y el testimonio era tan vivido y sentido que nos dirigimos hasta el domicilio.

Cada supuesta casa encantada tiene sus connotaciones particulares, las hay similares pero nunca idénticas. A pesar de que presumiblemente se tratase de fenómenos que acompañaban, generaba o potenciaba de laguna manera la hija, lo que entendemos por “Poltergeist”, siempre realizo mediciones en el domicilio y las cercanías para prever si hay radiaciones con especial intensidad o corrientes subterráneas de agua, cosa que suele alterar a las personas, y como ya imaginaba, no fue el caso, todo era normal en las inmediaciones de la vivienda.

Se nos abre la puerta y en el domicilio nada hacía presagiar que nos encontrábamos en un lugar con algún tipo de manifestación paranormal, una vivienda totalmente normal donde no se había realizado ninguna experiencia de las que suelen detonar la fenomenología paranormal como puede ser una simple tabla ouija. Las mediciones las volví a realizar en el interior, ninguno de los sensores de los que disponía dio ningún tipo de alarma. A pesar de que el fenómeno de la psicofonía no siempre está relacionado con lo que se investiga, siempre realizo grabación durante la entrevista a los testigos. Puede que para el lector las visiones que aseguraba sufrir la hija no fuesen fenómenos graves a los cuales se le tuviera que dar una excesiva importancia, sin embargo, al menos a mí juicio no se debe prejuzgar un fenómeno, pues lo importante no es lo que representa para nosotros si no como lo sufre la persona. Después de que la hija nos contase con sus propias palabras lo que veía y sentía, además del testimonio de los padres y hermanos, mi compañera de investigación, una sensitiva, recorrió cada una de las estancias de aquel piso guiada de un péndulo, no en sí como arte mágico, si no como especie de antena receptora, algo similar a las varillas de un radiestesista. En este punto creo oportuno apuntar la gran ayuda que proporcionan estas personas, puesto que si hablamos o tratamos con algo que percibe una mente humana, lo mejor para detectarlo es otra mente, y mejor aún si tratamos con alguien con unas facultades más desarrolladas.

Durante todo el tiempo que estuvimos buscando posibles focos del fenómeno no saltó ninguna alerta. Es importante descartar que se trate de un fenómeno de supuesta impregnación o infestación, pues sea lo que fuere lo que se aparecía en aquel domicilio, solo era visto por la hija. Con más pistas de que realmente nos encontrábamos ante un posible poltergeist, ella insistía: “Veo una mujer de negro”.

La sensitiva intentaba conectar y ver en su mente aquello que percibía la testigo y pudo ver una especie de sombra que dilucidaba ser la de una mujer, pero no de color. Más tarde pudimos determinar que lo que veía, aquello que de alguna manera acababa por manifestarse en nuestro plano de realidad, no era una mujer de tonalidad oscura de piel, si no de alguien que posiblemente se aparecía con ropajes oscuros.

Un dato muy importante, es que la hija tenía diagnosticado autismo y, curiosamente, si se me permite emplear este adjetivo, estas personas son más propensas a percibir aquello que nos rodea y que los comunes no somos capaces de “ver”. En numerosos casos similares poco se puede hacer, lo importante es no negar aquello que ve, pues proceda de su mente o de lo que denominamos “nuestra realidad”, cuando algo se sufre es real aun cuando tan solo sea una experiencia de lo más profundo de la mente.

Es importante explicar que hay muchas personas que conviven con esa facultad, que aunque irreal para muchos, lo importante es aceptarlo y convivir con ello. Este tipo de experiencias son vividas por miles de personas y más comunes de lo que imaginamos. Cualquier experiencia que desestabilice nuestras convicciones acerca de la realidad producen una defensa por parte de la mente: el miedo, pero la aceptación de nuestras experiencias nos puede llevar a la conclusión de que es un miedo infundado. Por descontado que acudir a un psicólogo es recomendable, aunque es posible que el caso sea derivado al psiquiatra como un tema de alucinaciones.

Por nuestra parte satisfacción de que la persona se tranquilice, sean visiones y experiencias “reales” o fruto de la mente. Si se llega a la tranquilidad, el problema si no desaparece, merma en gran extremo.

Este caso es similar a los niños que aseguran tener amigos invisibles, que incluso en ocasiones aseguran haber hablado o tenido contacto con familiares fallecidos, un tema real o fruto de nuestra mente. Usted, el lector será el encargado de extraer sus propias conclusiones.

No pretendo en manera alguna sentar cátedra, ni asegurar que el procedimiento sea el correcto, pero si la consecuencia da como resultado la tranquilidad de las personas, me doy por satisfecho.

 

Publicado por el día 17/04/2017

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