Lo que creo es que todos los organismos vivos de este planeta estamos sometidos a esclavitud biológica, desde la vida hasta la muerte, pasando por ser esclavos del alimento y de todas las consecuencias escatológicas derivadas del proceso alimenticio. Nuestra especie, a diferencia del resto, ha aprendido a industrializar y mercantilizar esta tiranía, a obtener beneficio particular de las necesidades globales o generalizadas y a legitimizarlo. Así pues, legítimo es dar de comer a quien tiene hambre y cobrar por ello. A mí la ciencia (que defiendo a capa y espada) hasta ahora no me ha proporcionado nada gratis. Y no deja de ser una ironía, porque la ciencia no ha descubierto nada que no existiese per se en la naturaleza, y sin embargo mercantiliza ese conocimiento y su derivados que ya existían antes de que el ser humano hiciese acto de presencia. Luego, me da igual que me da lo mismo. No consumiré misterios ni me tragaré fraudes, pero tengo que rascarme el bolsillo si necesito una aspirina, lo que mercantilmente es lícito, pero ética y moralmente reprochable.