El pasado 5 de marzo, en la Biblioteca Sagrada Familia de Barcelona, tuvo lugar la presentación del libro “La sombra de Gaudí”, de Alex Guerra, con quien días antes tuve el placer de compartir una buena charla después de la conferencia que impartió recientemente sobre la Isla de Pascua en la I Jornadas de Arqueología de América en la Casa América de Cataluña
Nota aclaratoria: El presente artículo fue escrito el día 12 de marzo de 2014 por Mario Ortega.
Alex Guerra Terra nació en Barcelona en 1967. Después de algunas incursiones por el Arte y la Fotografía colaborando con revistas especializadas, estudió Historia en la Universidad de Barcelona y Arqueología en la Universidad Autónoma de Barcelona, a partir de lo cual participó en numerosos proyectos de investigación arqueológica en España, Uruguay, Chile y la Isla de Pascua, ligada a diversas universidades y museos, lo cual la llevó a residir en Latinoamérica y Polinesia por años. Actualmente, se halla apartada de la investigación académica, pero trabaja activamente en la difusión de las principales investigaciones de sus áreas de interés a través de programas de radio y televisión, conferencias, cursos y artículos publicados en prestigiosas revistas internacionales, científicas y de divulgación. Además, se encuentra inmersa en una etapa creativa en la que a través de la literatura de ficción aporta un alto contenido de conocimientos históricos sobre temas que conoce de primera mano. También escribe en revistas de investigación y viajes culturales. Autora de “Rongorongo” (2012), “La sombra de Gaudí” es su segunda novela.
Gaudí es un personaje histórico, ¿se trata de una novela histórica?
Es la historia de un chico de doce años que pasa un verano en casa de su singular bisabuela y, como padece de insomnio aquejado de un amor no correspondido, se escapa por las noches ante el llamado de un misterioso amigo que vive en el Park Güell, lindante al viejo caserón. Perdido por los recovecos oscuros del parque e iluminado por la tenue luz de la Luna, Nicolás traba amistad con el extraño personaje que dice llamarse Antoni. Por lo tanto, un adolescente… un parque encantado… y un enigmático fantasma se encuentran en esta historia. Una historia en la que se irán incorporando personajes como los investigadores de fenómenos paranormales de la SEIP, en su búsqueda de la verdad sobre la inmortalidad del alma y la existencia de un “más allá”. La sencilla historia del chico que traba amistad con Gaudí es una excusa para contar algunos aspectos de la vida privada del arquitecto, enmarcada en diferentes momentos históricos de Barcelona que influyeron mucho en su personalidad, como las ideas obreristas y utópicas de la segunda mitad del siglo XIX, las huelgas de 1902, la Semana Trágica de Barcelona de 1909 y la ruptura total de la burguesía con la clase obrera que rompe finalmente con sus ideales de armonía y equilibrio entre las diferentes clases. Todo esto, junto a las tragedias familiares que se suceden una tras otra afectan, considerablemente, en su evolución personal lo cual sume al arquitecto en un profundo sentimiento de frustración y desengaño. A través de su memoria, de su mirada y de las conversaciones con el chico, él mismo nos llevará a vivir y a entender distintas etapas de su vida y de la historia de Barcelona, llevándonos en un viaje por su universo personal y social.
Entonces, por lo visto, abordas también el tema de la investigación de fenómenos paranormales o parapsicológicos…
Bueno, la historia del chico que traba amistad con Gaudí, como ya te he comentado antes, es una excusa para contar algunos aspectos de la vida privada de Gaudí, enmarcada en diferentes momentos históricos de Barcelona y, claro, no quería escribir una novela histórica. El chico vive en nuestra época, en 2014 y, por lo tanto, el tema de los fenómenos paranormales, especialmente el origen o naturaleza de las psicofonías y su posible existencia es un medio para transmitir otras cosas, pero aprovecho para analizar desde un punto de vista riguroso el mundo de la investigación de lo paranormal que me parece muy interesante. Hay un montón de cosas que pasan a nuestro alrededor y que no somos capaces de explicar. Tal vez nunca podamos hacerlo científicamente, pero está claro que existen realidades a nuestro alrededor, entre nosotros, que no tenemos ni idea de lo que pueden significar ni de dónde podrían proceder. Se trata la problemática de la inmortalidad del alma y de la existencia o no de un “más allá”, pero no es una historia de fantasmas, sino un caso realista donde se exponen las principales técnicas de investigación y sus problemas. El tema está tratado con mucha sutileza, los fenómenos ocurridos son muy tenues e incluso dejo la puerta abierta a la interpretación del lector en cuanto a su naturaleza y origen. Además, he querido reivindicar un poco el trabajo de estos investigadores; los he conocido muy poco serios que se toman esto como una forma fácil de engañar a los crédulos y vender rutas o charlas con poca base científica, pero también existen personas muy serias y honestas trabajando en estos temas y que merecen un reconocimiento, el cual creo que otorgo en esta historia, en la que un gran investigador que desde pequeño se pregunta todo aquello que los libros no explican o que lo hacen a medias, trabaja concienzudamente intentando lavar justamente esa imagen de poca credibilidad que posee la parapsicología, constituyendo su vida un desafío constante contra esa tendencia.
¿Creía Gaudí en la vida después de la muerte?
Esos temas, la comunicación con el más allá, por ejemplo, o la existencia de otras realidades más allá de la muerte, estaban muy de moda en época de Gaudí. De hecho, creo que estaban experimentando un auge a finales del siglo XIX y principios del XX. Así que, por supuesto, aprovecho para situar a Gaudí y algunos personajes que le rodean en torno a esta temática, sobre todo a través de ciertas lecturas como “El Evangelio según el Espiritismo” de Allan Kardek (una edición de 1864) o “El libro de los espíritus” del mismo autor. No puedo asegurarte que Gaudí creyese en la vida después de la muerte, pero algunas de sus frases célebres dan a entender que, por lo menos, él se comunicaba con “ángeles” y con Dios de la forma más natural del mundo. Y como la trama gira toda en torno a un adolescente que habla con el espíritu de Gaudí, el tema sobre el que me preguntas está desde luego presente a lo largo de toda la historia hasta el mismo final, un final inesperado que explica muchas preguntas que seguro el lector se plantea aunque, lamentablemente, no ofrezco una respuesta a si hay vida más allá de la muerte porque no soy capaz de contestarla.
Entonces, ¿cuál sería exactamente el género de la novela? ¿Qué has querido transmitir exactamente con esta historia?
Se trata de un libro difícil de encuadrar, como creo que lo son la mayoría de obras actuales que mezclan diversos géneros. Transcurre en la actualidad y en la época de Gaudí y es esencialmente una novela de misterio en torno a un espíritu y su amistad con un adolescente, pero podría afirmar que es una novela de temas paranormales e histórica a la vez, tratada desde la actualidad. Además de tocar hitos históricos, por deformación profesional y para relacionarlos con la evolución en Gaudí y el tema de fenómenos paranormales, principalmente he querido dar un planteamiento diferente a la figura de Gaudí, tan manoseada y tan manipulada. Hasta ahora, situarle en clave esotérica o paranormal se ha utilizado bastante pero, en “La sombra de Gaudí”, esta es, como ya expliqué, sólo una excusa para contar una historia. Por lo tanto, lo que yo hago es exponer algunos de los aspectos de los que normalmente se habla sobre el arquitecto, pero me ciño a los datos probados documentalmente y, además, añado mi propio punto de vista que es la licencia y la flexibilidad que ofrece la ficción. Exploro el mundo interior de Gaudí, las contradicciones entre los aspectos aparentemente grises de su personalidad y las exuberancias coloristas de su obra. Pero, sobre todo, es un homenaje al genial arquitecto y su obra escrito con cariño. Un cariño que no profesaba en el momento de escoger su figura para escribir una historia, ya que ésta, normalmente, se ve como algo lúgubre, parca y taciturna, pero que a medida que me fui documentando, aprendí a querer cada vez más hasta llegar a sentirme muy cercana a sus sentimientos.
¿Y por qué Gaudí? ¿Cómo se te ocurrió que querías escribir una historia en torno a este personaje?
La idea surgió de la admiración que el Park Güell y su arquitecto me inspiran como consecuencia, sobre todo, de haber pasado una larga temporada habitando en una casa en esos mismos escenarios, por lo que se refleja una viva realidad vivenciada muy de cerca. Sentía muchos deseos de escribir algo que transcurriera allí. Creo que al igual que en “Rongorongo” me fue muy placentero escribir sobre un lugar y unas circunstancias que conocía de primera mano a la perfección. Eso, además, me ahorra un tiempo infinito de documentación (es broma). Y si bien al principio Gaudí no me atraía como persona, pues tenía la idea preconcebida de alguien parco, antipático, muy cerrado en sí mismo y recalcitrante, poco a poco fui cambiando mi percepción sobre ello, aprendiendo a conocerle mejor y a quererle y admirarle, como seguro harán los lectores del libro. Gaudí no sólo era un ser gris o malhumorado, como se le ha querido ver en ocasiones, aunque sí un poco temperamental; Gaudí fue un visionario, un hombre sabio en su sencillez y con una genialidad interior que le permitió plasmar algunas de las obras arquitectónicas más originales y fascinantes del planeta, sencillas y grandiosas a la vez, con la Naturaleza como principal fuente de inspiración. Estoy segura que, como él mismo comentaba, conseguía comunicarse con Dios y con la Naturaleza, pues ellos eran sus verdaderos maestros. Aunque también se inspiró en el gótico y, por supuesto, en el Modernismo que le tocó vivir. En algunas obras, sobre todo al principio, aplica conceptos sociales que todavía no se hallaban arraigados en España, fruto de sus lecturas de autores obreristas y utópicos ingleses y franceses como Violet le-Duc, John Ruskin o William Morris.
Sin destripar la novela… ¿podrías adelantarnos algo sobre la trama?
Los personajes principales son un chico de doce años y Antoni Gaudí, cuyo espíritu ronda el Park Güell por las noches y entabla amistad con él. El chico, llamado Nicolás, pasa sus vacaciones de verano en el caserón de su bisabuela que vive en los alrededores del parque y, angustiado e insomne por un amor no correspondido, se escapa por las noches en paseos que acabarán convirtiéndose en una extraña adicción. La acción transcurre principalmente en el Park Güell, en noches a las que se irán incorporando personajes como los investigadores de fenómenos paranormales de la SEIP y los amigos de Nicolás que se involucrarán en la historia de una u otra manera. En el transcurso de la narración intentan desvelarse algunos de los misterios que envuelven a la figura de Gaudí, desmitificando su pretendida relación con la Masonería o su adicción a las drogas y explicando las posibles razones detrás de su celibato o su profundo sentimiento místico y religioso. El otro gran protagonista, además de los protagonistas humanos de la novela es, sin duda, el propio parque; en segunda instancia, ya por el final, la Sagrada Familia, haciendo esto alusión no sólo a mi gusto por dar vida, en general, a los lugares que elijo para ambientar mis historias, sino particularmente a que las construcciones de Gaudí están diseñadas de forma que, tal vez por su sutil simbiosis con la naturaleza, emanan sus sonidos.
Recuerdo que “Rongorongo” contenía un prólogo muy interesante de un especialista en la cultura de la Isla de Pascua. ¿Has incluido uno también para “La sombra de Gaudí”?
Sí, y hay personas que opinan que una novela de ficción no debería llevar prólogo, pero en el caso de las mías, al tener un alto contenido de hechos históricos reales y tratar incluso de paradigmas verídicos, decidí buscar especialistas en los temas que de alguna manera me evalúan y dan validez a la información que manejo en las historias que cuento y los datos contenidos en las tramas que sí son ficción. En este caso, pedí a mi amigo el profesor de metafísica y psicología evolutiva, especialista en simbología y gran conocedor de la Historia en general, escritor y conferenciante, Bartolomé Bioque, que realizara ese trabajo, lo cual hizo entusiastamente. Es un prólogo muy interesante, sin duda.
¿A quién va dirigida principalmente la novela? ¿Para qué tipo de público?
Yo creo que más que la anterior, “Rongorongo”, que trataba un tema muy concreto y desconocido, “La sombra de Gaudí” puede atraer a un amplio abanico de lectores, tanto a los amantes del misterio y de los temas paranormales, como también de la Historia y de historias llenas de entrañables momentos y personajes, como indudablemente su protagonista, Nicolás, y el Park Güell. Además, al ser Nicolás un adolescente, pero también haber protagonistas adultos, el margen de edad es muy amplio y creo que puede ser una buena lectura tanto para chicos de 12 o 14 años como para adultos. Y, por supuesto, para quienes quieran conocer más de cerca la figura de Gaudí, a quien no volverán a ver de la misma manera después de esta lectura.
Hablando de Nicolás… ¿Te has inspirado en alguien para escribir sobre él? En “Rongorongo” todos nos preguntábamos cuál de las dos protagonistas femeninas eras tú… pero aquí no parece haber ninguna que se encuadre en tu perfil…
Sí, Mario (risas), tienes razón. Como no sea la octogenaria Bibi… aunque es una mujer sencillamente encantadora y ya me gustaría a mí ser así a esa edad, pero no. En esta ocasión, al contrario que en “Rongorongo”, no me identifico personalmente con ningún personaje. Nicolás sí, él es sin duda mi hijo, que tenía 12 años cuando escribía “La sombra de Gaudí”, hace dos años, y que además me ayudó muchísimo en algunos pasajes donde yo debía comprender cómo pensaría o reaccionaría un chico de esa edad en determinadas situaciones. Conversar con él y contarle lo que iba escribiendo fue para mí una inestimable ayuda, ya que él me ofrecía su propio punto de vista sobre algunos asuntos lo que, creo, me permitió ser lo más realista posible.
Me consta la importancia de la música en tus historias, pues recuerdo que cuando leí “Rongorongo” la música estaba muy presente.
Tal como en la anterior novela, la música ocupa un papel preponderante y diferentes melodías relacionadas en la vida real con los telones de fondo inspiraron muchos de los relatos y situaciones descritos, apareciendo sugeridas en los mismos. Además, cada música la identifico con alguno de los personajes principales. Richard Wagner fue uno de los compositores preferidos del maestro Gaudí y lo incluí en varias escenas del libro por ese motivo, sobre todo, en una maravillosa escena en la que otea el horizonte desde su casa del Park Güell en plena Semana Trágica de julio de 1909, observando consternado las fumarolas que despiden los edificios religiosos quemados y temiendo por su templo. En este momento, él está escuchando Tannhäuser. También Parsifal, del mismo compositor, aparece en uno de los capítulos en que Gaudí va al Teatro Liceo de las Ramblas con sus amigos que, por cierto, es una historia interesantísima la de ese estreno en Barcelona, después de 30 años sin poder ser representada en ningún otro sitio que el Festspielhaus de Bayreuth de Alemania. Johann Sebastian Bach también fue un compositor muy apreciado por Gaudí pero, en este caso, es en casa de la entrañable Bibi, la bisabuela de Nicolás, donde incluyo la Suite para Cello nº1 que, además, también a mí me encanta.
¿Era Gaudí masón? La iconografía hermética en su obra así parece reflejarlo…
No puedo afirmar ni negar que lo fuera, pero mi opinión personal es que no lo era, pues no existe documentación escrita que pruebe su adscripción a alguna logia masónica. Diversos autores le han relacionado con la Masonería basándose, sobre todo, en la presencia de elementos conectados con esta sociedad en la iconografía de sus obras. Además, aseguran que Reus, ciudad donde se educó, es la ciudad donde se crearon las primeras logias, por lo que desde muy joven habría tenido contacto con sociedades masónicas. Por otra parte, ya en Barcelona, también vivió en un ambiente saturado de miembros de sociedades secretas e iniciáticas que estaban muy de moda y en plena ebullición en la época. Pero el hecho de que trabajara para masones no es baladí y sus obras son personales, pero también constituyen encargos. Además, el arte, como sabemos, no puede ser interpretado a partir de una simple observación de su iconografía, sino que posee múltiples interpretaciones dependiendo de muchos factores y del propio punto de vista, necesidades, intereses y objetivos del intérprete.
¿A donde pueden acudir nuestros lectores para conocer mejor tu trabajo y tus libros?
Bueno, lo más sencillo es ir a mi blog principal, que es alexguerraterra.blogspot.com y para saber más sobre el nuevo libro lasombradegaudi.blogspot.com
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